Hold it Down es el título elegido para el vídeo de la división europea de Element Skateboards. En el montaje te esperan suculentas partes completas de Nassim Guammaz, Karsten Kleppan, Ross McGouran y Jarne Verbruggen, pero también algunas propinas de Madars Apse, Phil Zwijsen, Michael Mackrodt, Ruben Rodrigues y Guillaume Mocquin. Mira a ver.
Uno de los muchos tours organizados por la compañía para realizar el vídeo pasó por Bilbao. Les acompañó nuestro fotógrafo Patxi Pardiñas, que inmortalizó algunos de los trucos como segundo fotógrafo. Junto a las imágenes capturadas se publicó un texto en el que Patxi recapitulaba sobre su trayectoria tras la cámara y, ya de paso, nos contaba la experiencia con los de Element durante su estancia en Euskadi. Te dejamos por aquí una muestra.
Madars Apse. Boardslide wallride to fakie. Click para ampliar.
Segundo plano. Element en Bilbao
Ya hace más de 20 años desde que cayó en mis manos una cámara de fotos y, sólo unas semanas después, conseguí un ojo de pez; ese aparato con el que los americanos hacían que los aéreos pareciesen más altos, los gaps más largos y los bordillos inmensos. Incluso antes de tener la cámara sabía que quería hacer fotos de patín, porque lo que realmente deseaba era mostrar a otros skaters las cosas que mis amigos podían llegar a hacer sobre una tabla.
Al principio disfruté de mis juguetes nuevos con la técnica del ensayo-error, pero sólo pasaron algunas semanas antes de que terminase esa primera fase de aprendizaje y libre experimentación. Con algo más de un mes de experiencia me metí en un proyecto llamado Dogway, en el que 20 años después sigo inmerso.
En ese momento mis capturas se convirtieron en portadas, dobles páginas, páginas simples o pósters y la libertad de experimentar se desvaneció. Cada dos meses aparecían alrededor de 100 hojas en blanco que había que rellenar. Y no sólo existía la presión de que si el patinador hacía el truco tú no podías fallar la foto, sino que el cronometro de la salida de la revista siempre estaba activo.
«Cada dos meses aparecían alrededor de 100 hojas en blanco que había que rellenar.»
Mi entera dedicación hacía posible esta revista, que es algo que siempre ha sido y será una de las cosas más importantes en mi vida. He lidiado con la presión de deadlines que parecían inalcanzables y con mil problemas técnicos que atender, pero intentando en todo momento capturar los mejores trucos posibles y hacerlo todo lo bien que estuviese en mis manos. Porque, aunque pudiese parecerlo, este no es un texto reivindicativo, ya que sería estúpido reclamar mejores condiciones en un trabajo que no sólo he aceptado libremente, sino que, en cierto modo, tiene unas reglas que yo mismo he tenido la suerte de poder fijar. Estas palabras son otra cosa… son algo que sentí en mi interior y que me animé a escribir cuando surgió la posibilidad de salir a hacer fotos con el equipo internacional de Element, que en aquel momento estaban alojados en Moana Surf Hostel (mi casa durante el verano). El caso es que me invitaron a acompañarles durante una sesión y, aunque siempre he sido reacio a hacer fotos con teams internaciones, en esta ocasión acepté la invitación. Y no es que vaya de sobrado, sino que, como todos sabéis, Dogway ha estado enfocada principalmente a mostrar el talento y evolución de los patinadores españoles o residentes en España. Bueno, y además siempre me pareció que yendo con ellos el fotógrafo de un medio internacional y más vinculado a los patinadores mi trabajo iba a quedar relegado a un segundo plano.
Obviamente, tras tantos años capturando skate, ya había fotografiado a patinadores de fuera, pero aún no lo había hecho como segundo fotógrafo. Element encargó este reportaje a Brian Gaberman, que siempre ha estado entre mis favoritos, así que compartir trucos y experiencias con él fue increíble, pero lo fue aún más poder inmortalizar las hazañas del team gobal.
Además de tener ante mi cámara a algunos de los mejores patinadores del mundo, la mayor responsabilidad recaía sobre Gaberman, y yo no necesitaba rellenar un número concreto de páginas en la revista, así que pude revivir lo que había sentido dos décadas antes: el puro placer de la experimentación. La experiencia me llevó de vuelta a cuando las fotos no eran para rellenar páginas en blanco… a cuando nadie esperaba nada de ellas… a cuando era libre y la fotografía no tenía que hacer que el truco pareciese más de lo que era. Gracias a esas sensaciones y un nuevo equipo fotográfico que responde a la perfección, vuelvo a revivir enaltecida esa ilusión imparable por mostrar skateboarding con mi cámara. Han pasado más de dos décadas desde mi primera instantánea, pero puedo decir que vivo cada disparo como si fuera el primero. Da igual que sea con viejos amigos, nuevas promesas o con estrellas internacionales, mi respeto por el que hace el truco y mis ganas de dar lo mejor de mi mismo siguen intactas. Pero, eso sí, ahora intentando sentirme más libre cada día.